(Cristina Ramos) Tu próxima exposición se titula “Con un tambor silencioso”, que proviene de una expresión holandesa utilizada por la gente cuando abandona una situación social sin anunciarlo. En catalán también hay una frase que transmite el mismo significado, “fer un pensament”, que podría traducirse como “hacer un pensamiento”. Me gusta este paralelismo entre soledad y pensamiento, ya que parece que estar solo es el estado adecuado para sintonizar con nuestro pensamiento. ¿Cuál es la relación entre el título y las obras de la exposición?
(Geran Knol) Muchas de mis obras tratan sobre la soledad y sobre un cierto tipo de tristeza. Me gusta el contraste entre un sentimiento más serio y el enfoque directo/ingenuo que adopto en mi trabajo. No elijo este tema deliberadamente, pero es algo que siempre aparece. En “With a Silent Drum”, la mayoría de las figuras caminan hacia la derecha, un truco que se utiliza en el cine para dejar claro que alguien se va de casa (caminar hacia la izquierda indica que se vuelve a casa). Para mí las obras son casi como decorados de una obra de teatro, y las formas que he utilizado en algunos de los bordes exteriores recuerdan un poco a los tambores de los niños.
(CR) Se podría decir que las obras están llenas de formas y líneas, pero al mismo tiempo hay una ambición por alcanzar la simplicidad.
(GK) Me gusta llevar mi trabajo a una estructura muy elemental. Aunque haya elementos figurativos como una figura o un árbol, los veo más como estatuas dentro del cuadro.
(CR) ¿Cómo describiría el dibujo? ¿Utilizas alguna herramienta específica para realizar las obras?
(GK) Tengo una creciente colección de reglas antiguas, en su mayoría de madera. Las veo como piezas escultóricas y me gustan las formas extrañas y la numeración antigua que tienen. Pero también las utilizo para mis dibujos. Utilizo diferentes reglas para todo, dependiendo del tamaño o de una determinada curva que quiera dibujar. Para las obras de “With a Silent Drum”, también he utilizado platos para hacer las formas redondas. Para mí el dibujo es tanto una forma de sacar ideas como un medio propio. Utilizo tanto carboncillo como portaminas de distintos tamaños.
(CR) ¿Y el color? ¿Cuándo decides la paleta?
(GK) En realidad, no decido una paleta, sino que la he ido desarrollando mirando a mi alrededor e inspirándome en cualquier cosa, desde una fachada pintada hasta el color de un trozo de cinta adhesiva, por ejemplo. Suelo preferir los colores más apagados, pero también me gusta que contrasten con colores más vivos, como el azul intenso.
(CR) Tu trabajo me ha hecho pensar en el libro de Raymond Queneau “Ejercicios de Estilo”, en el que el autor utiliza una breve escena que ocurre en un autobús y la repite 99 veces, cada una de ellas con un estilo literario diferente. La escena en sí es cómicamente intrascendente, como una anécdota olvidada. Esto resuena con tu trabajo en el sentido de que empuja el lenguaje en una multiplicidad de direcciones para ver qué sucede – como las líneas en los lienzos -, y en el hecho de que la simplicidad y la banalidad del material del que parte da lugar a muchas cosas.