MARC BADIA
Jamás oirás a una estrella decir «ahí va un hombre fugaz»
“(…) lo que el sentido del humor pone en evidencia es el carácter ortopédico de todo lenguaje y la arbitrariedad de toda norma. (…)”
Leonardo Gómez Haro, Del humor en el arte contemporáneo: teoría y práctica.
Ars (Publicacions de la Universitat Jaume I), Valencia, 2014.
Jamás oirás a una estrella decir “ahí va un hombre fugaz” es el título de la primera exposición individual de Marc Badia en L21 Gallery, y también una línea de una canción del rapero Lucas Pulcro titulada “Epílogo”. Siguiendo una intención narrativa, el nombre de la canción es empleada por Badia de manera sucesiva para dar título a las obras que conforman esta nueva serie de pinturas (Epílogo I, Epílogo II, Epílogo III y Epílogo IV).
De esta forma una historia comienza con un personaje que riega una zapatilla. Un almendro germina al lado de un aguacatero. A medida que el epílogo avanza, van creciendo las plantas, florecen y dan fruto. El ciclo de la vida. En un giro distópico, la vegetación se come al personaje, se esparce por toda la escena, arrancando las columnas que la enmarcan. ¿Acaso un posible resultado de la consigna “Nature is taking back what belongs to it”?
Para crear esta viñeta distópica, Badia reúne algunos elementos de su iconografía habitual: las deportivas, la figura nariguda, el cocodrilo, las plantas. Estos símbolos son un popurrí que proviene de la cultura con la que el artista ha crecido, plasmadas abrazando las contradicciones que también implican, lo que refleja de manera efectiva nuestra condición contemporánea. Por ejemplo, el cocodrilo está relacionado con una frase de The Notorious B.I.G: “I’m sewing tigers on my shirt. And alligators.”, la cual demuestra la contradicción que esconde la cultura del hip-hop. Por un lado, ante la imposibilidad de la clase baja de poder acceder a una camiseta Lacoste, se cose el cocodrilo rompiendo así una barrera entre clases. Por otro lado, precisamente este imaginario es el que produce el sistema que perpetúa el hecho de que existan estas clases sociales.
El aire existencialista que destilan los óleos de los lienzos también es conseguido a través de emplear formas de la cultura renacentista occidental, como usar un marco pictórico dentro del bastidor para generar “un espacio dentro de un espacio” o el uso de columnas dóricas. De tal manera que generan un espacio referencial en el que poder imaginar cómo las contradicciones del sistema actual han llegado a su cúspide: ¡se venera una zapatilla! Las plantas generan el momento posterior, como si este imperio ya hubiera desaparecido y solo quedaran estos elementos que la naturaleza va consumiendo poco a poco.
En relación con la idea de que nuestra identidad se nutre parte de nuestro contexto cultural como de nuestras vivencias personales, la mayoría de las plantas que Badia “retrata” forman parte de su vida cotidiana. El almendro, por ejemplo, alude también a la crisis material que estamos viviendo si pensamos en cómo su explotación a nivel nacional ha decaído debido a su coste, y en cambio es más barato importarlas de Asia. Al mismo tiempo, a través del almendro, Marc recuerda el legado de su abuelo, que, cuando era muy joven le dijo: “tu pinta, que a nosotros no nos dejaron pintar nada.” Nuestro mundo contemporáneo está lleno de contradicciones impulsadas por una existencia que es a la vez global y personal.
- Jamás oirás a una estrella decir “ahí va un hombre fugaz”.
- Eso me recuerda al meme que dice “A picture of earth before and after your opinion”. La imagen de la tierra no cambia, por supuesto.
De un intercambio entre Marc Badia & Cristina Ramos