«Això és Can Bum» es una expresión utilizada tradicionalmente en Mallorca para describir un lugar desordenado o un hogar dirigido sin ningún orden ni reglas. Una familia vive en Can Bum cuando todos actúan por separado, no como parte de un sistema, sino compartiendo el mismo espacio.
¿Estamos sugiriendo entonces con el título que la exposición que L21 ha montado en Can Marquès carece de cualquier guía curatorial para conectar artistas, obras y contexto? Sí. Y no.
Hemos modernizado el término y lo hemos hecho explosivo. Bum se convierte en Boom, sugiriendo una explosión, un eco, pero también prosperidad y éxito. Una aparente desconexión entre las obras de arte contemporáneo y el mobiliario barroco y modernista reverbera a lo largo de la casa noble. ¿Por qué estarían en armonía?
Aunque existe un arco de piedra de finales del siglo XIII o principios del XIV, los primeros documentos conservados datan del siglo XVI. Desde entonces, la casa ha tenido muchos propietarios y, por tanto, diferentes nombres en función de la familia que residía en ella: Can Fuster (1510 – 1587), Can Desbrull (1587 – 1640), Can Bassa (1651 – 1757), Can Vich de Superna (1757 – 1845), Can Palou de Comassema (1845 – 1906), y Can Marquès (1906 – 1965, aunque el nombre se ha mantenido).
Diferentes reformas han configurado la estructura y la decoración de Can Marquès, transformando la naturaleza del edificio, de casa renacentista, a barroca, neoclásica y modernista, además de las rehabilitaciones más recientes del siglo XXI. La exposición organizada por L21 aporta una nueva capa temporal a estos diferentes estratos históricos que se mezclan en el espacio.
La exposición organizada por L21 aporta una nueva capa temporal a estos diferentes estratos históricos que se mezclan en el espacio.
¿Interrumpen los artistas incluidos en la exposición esta armoniosa fusión de periodos arquitectónicos o contribuyen a transformar todo esto en un Can Bum? Repasemos lo que cada uno aporta a la casa y dejemos que el espectador decida si se inclina más por concebir esta exposición como un Bum o como un Boom.
Gao Hang
Las escenas religiosas o de batallas eran casi obligatorias en cualquier casa noble de clase alta, sobre todo en la primera habitación que ven los visitantes cuando ponen un pie en la casa. Los cuatro campos de color utilizados por el artista probablemente llaman la atención de los santos presentes en las otras pinturas, que se convierten en espectadores de una nueva intimidad de dos figuras masculinas luchando.
Edu Carrillo
Y mientras todos contemplan la lucha, los personajes de Carrillo juegan al escondite con apóstoles de otros cuadros. Tal vez encuentren el camino hacia las ocultas puertas secretas que conectan una sala con la otra.
Alejandro Leonhardt
Quebrar su voluntad para que se someta a tu voluntad es una escultura sobre la transformación. La barca encontrada, colocada sobre los caballetes, con sellado de fibra de vidrio y masilla, ha dejado de ser una embarcación. Su funcionalidad, al igual que tantas estancias y mobiliario de la casa noble, ha mutado, se ha reconcebido y se encuentra en un estado de evolución suspendida.
Fátima de Juan
Serena y contemplativa, una dama de pelo y ojos verdes sostiene con delicadeza a su mascota. Adquiere un halo de picardía cuando nos damos cuenta de que comparte casi los mismos ojos con la serpiente. En el contexto de Can Marquès parece adquirir el estatus de una poderosa maga enigmática.
Hunter Potter
Los tres cuadros de Potter podrían representar tres momentos íntimos y domésticos que pueden suceder en cualquier hogar: En Farmer wants a Wife el personaje se quita el sombrero, un gesto que dice «estoy en casa» y al que sigue The Kiss. Muchos matrimonios, felices y de conveniencia, han habitado el palacio, y con cada uno se hizo una nueva reforma. ¡Otra vez arriba de la escalera!
Daisy Dodd-Noble
Las dos primeras habitaciones de una típica casa noble fueron concebidas para acoger a los invitados, por lo que se construyeron y decoraron siguiendo una estructura y unos protocolos particulares que ayudaban a mantener ciertas normas a la vez que daban la bienvenida. Daisy Dodd-Noble aporta a la casa la calidez del pino mediterráneo y de la palmera no autóctona, conocida como símbolo de hospitalidad en la cultura árabe y en las casas de campo mallorquinas.
Okokume
Cosmic Girl es el personaje que ha permanecido junto a Laura Mas (alias Okokume) en los últimos años. La chica de piel turquesa representa una figura universal de cuidado y conciencia social que alude a las figuras femeninas que han regido Can Marquès a lo largo de los siglos, desde la primera propietaria Elisabeth Fuster y Berard hasta la actual.
Mira Makai
Las obras de Mira Makai suelen plantear interrogantes en el espectador, una mezcla de empatía y simpatía hacia las criaturas que crea en cerámica, combinada con la curiosidad por desvelar su naturaleza. Quizás dragón, quizás criatura mitológica contemporánea, King of Fur podría devenir el monstruo que se esconde debajo de las camas de la casa encantada. Pero uno feliz, sacado de Dónde viven los monstruos.
Marc Badia
¿Cómo se habita una casa? El ya conocido personaje naranja de nariz grande de Marc Badia parece decirnos que una casa se habita en suspensión. Los espacios quedan abiertos, conectando los unos con los otros, abiertos a quien entre y salga de ellos. Algunas paredes permanecen, y otras se crean. Las referencias a De Chirico se encuentran con columnas que no sabemos si són dóricas o “props” de un comercial. El estilo renacentista queda invadido por los tonos pasteles propios de películas de los noventa.
Ken Sortais
Sin que nos demos cuenta a primera vista, Sortais ha introducido un coche Renault en Can Marquès. Trabajando con piezas procedentes de desguaces para luego modelarlas y colocando las texturas de látex en posición vertical, sus esculturas se convierten mitad en tótems antropomorfizados, mitad en monumentos grotescos.
Vera Mota
Stance sugiere movimiento y formas orgánicas, casi corpóreas. El gesto proyectado por las curvilíneas planchas metálicas se eleva intuitivamente hacia arriba, al mismo tiempo que se absorbe hacia el suelo. Una combinación entre lo rígido y el gesto flexible que conecta con un espacio lleno de reglas y protocolos, pero en constante evolución.
Stefan Rinck
Cuenta la leyenda que un dragón vagaba por las calles que rodean Can Marquès en el siglo XVII. Conocido popularmente como «Drac de na Coca», el cocodrilo disecado se expone ahora no muy lejos de allí, en el Museo Diocesano. Sin saberlo, con sus esculturas en forma de gárgolas Stefan Rinck nos trae un homenaje a este símbolo de la ciudad de Palma, y lo empareja con uno de sus habitantes comunes, la Paloma.
Nat Meade
Hay casi un simbolismo antropológico en el hecho de que las pinturas de Nat Meade sustituyan a los espejos barrocos que normalmente cuelgan del salón principal. En ausencia de su superficie reflectante, ¿qué aspectos se nos reflejan cuando miramos los cuadros? El contacto de las cabezas de los hombres con la naturaleza, el fuego y la madera puede darnos algunas pistas.
b.wing
Las narraciones de la infancia constituyen el núcleo del universo del artista de Hong Kong. Los retratos infantiles íntimos y atemporales llevados a Can Marquès representan de algún modo a los niños que nacieron y crecieron en la casa, que corrían habitación tras habitación y celebraban sus comuniones.
Richard Woods
Hay evidencias que Martí Marquès, el anterior propietario de la casa a principios de siglo XX y quien le dió su actual nombre, colocó la mesa de su despacho de tal manera que pudiese observar el resto de la casa, habitación tras habitación. Marquès fue agricultor de Sóller, reconvertido en indiano y burgués con cargos en la banca y el ayuntamiento. A él dedicamos la pieza de Richard Woods que mejor referencia esa combinación entre los negocios y lo rústico (y que casualmente lleva sus iniciales), Pie Chart (MM).
Thomas Kiesseweter
Uno de los aspectos atractivos de Can Marquès es la mezcla de estilos en el interiorismo, donde se pueden ver capas de diferentes momentos históricos a lo largo de las muchas estancias de la casa. Esto podría traer una sensación de sobrecarga, pero de alguna manera todo tiene su lugar, su equilibrio. Algo parecido ocurre con las esculturas de Thomas Kiessewetter, que semejan dibujos cubistas materializados en el aire. La complejidad formal encuentra su estabilidad en los colores monocromos, destacando entre la majestuosa decoración.
Gracias a Nieves Barber por su generosidad y toda la información histórica aportada sobre Can Marquès.
En colaboración con Galería Alegría y JPS Gallery.